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LOS LIBROS QUE SOBREVIVEN

¿Cómo ha afectado la pandemia al sector de la lectura en Quito?

Por Joaquín García-Torres

Con el inicio de la Feria Internacional del Libro de Quito el 9 de diciembre del 2020, el mundo editorial busca cerrar un año en el que, a pesar de la crisis, ha resistido. Una investigación a algunas librerías y editoriales de la ciudad muestra que la pandemia ha golpeado al sector, pero este aún sobrevive.

Mónica Varea recuerda los primeros meses de la pandemia al frente de su librería como el capitán de un barco recuerda una tormenta. Incertidumbre, miedo, decisiones rápidas. Pero sobre todo con mucho, muchísimo trabajo. Varea vive en el piso de arriba de la librería Rayuela, que fundó hace 14 años.  Cuando la pandemia empezó, era marzo, y sin gente que llegue al local, no cerrar su negocio en julio parecía imposible. “Pero de pronto, yo creo, empezó a surgir la necesidad de leer”.   Abril inició y su rutina, de repente, se volvió extremadamente demandante.  Vestida en calentador, tomando un batido al apuro como cuando era chica, la librera ya estaba en pie clasificando pedidos de libros –recibidos por distintas redes sociales– antes de las 8 de la mañana. Seis motorizados fueron los encargados de múltiples viajes para repartir libros a una ciudad que parecía haberle cogido el gusto a las letras.  “Los pedidos empezaron a llegar, a llegar, a llegar y yo no me daba abasto. La gente se animó a leer un montón. Entonces sobrevivimos”.

 

Pero Varea y Rayuela han vendido un 35% menos de libros si se compara sus ventas de marzo a noviembre entre el 2019, y el 2020. Como con Varea, cifras recolectadas para este reportaje muestran que durante la pandemia, sí se han vendido y producido libros en la ciudad, pero el sector se ha visto afectado si se lo compara con datos del 2019.

El mundo editorial: las dos caras de una crisis

Según datos de la Cámara Ecuatoriana del Libro (CEL), desde enero a octubre del 2020 (datos disponibles hasta la fecha), se han registrado 3.528 títulos en el Ecuador. Un título se registra cuando una editorial o un autor que ha acabado el proceso de escritura quiere sacar su obra al mercado. Cada libro que se publica en el país tiene un código único, llamado ISBN. En comparación con el 2019, el registro aunual ha disminuido en alrededor del 13%.

El golpe al sector editorial se vuelve más evidente si se analizan las cifras de ejemplares registrados, que han disminuido mucho más significativamente. "Estamos hablando de casi la mitad de ejemplares de los que se hizo el año anterior. Esto tiene que ver con que muchos títulos registrados se están haciendo en digital", explica Carlos Mangia, quien maneja los datos de  la Agencia y Registros ISBN -  dependencia de la CEL encargada de registrar títulos y ejemplares. Muchos autores sí escribieron y publicaron en los últimos meses pero a la hora de ir a la imprenta imprimieron menos copias o simplemente optaron por distribuir sus obras virtualmente. 

Lo que estos números indican es que durante la pandemia, la editoriales sí recibieron nuevos proyectos pero no los pudieron distribuir a la escala que lo hacían antes. Esta realidad se ha sentido en varias formas a lo largo del mundo de la producción librera. 

 

Fabián Luzuriaga, director de la editorial de la Universidad San Francisco de Quito, y la librería The Owl, explica que, aunque en la editorial no recibieron propuestas de nuevos títulos en marzo, abril ni mayo, desde que terminó la cuarentena el 3 de junio, las cosas cambiaron.  “La gente que le gusta escribir terminó ese libro durante la pandemia. Acabado el confinamiento hemos tenido alrededor del 30% más de proyectos editoriales que los que recibíamos antes, que para nosotros es un montón”. Luzuriaga y su equipo sin embargo, tomaron la decisión de que todas los libros se harían de forma virtual.

 

Está también Salvador Izquierdo, escritor que en el 2016 fundó la editorial Festina Lente. Este es un proyecto  pequeño, sin embargo en el 2019 produjo dos libros ganadores del premio Joaquín Gallegos Lara, el premio municipal a la literatura.   “La pandemia ha sido una época súper productiva. Nos permitió pensar mucho más en lo que queríamos hacer con cada texto”, explica Izquierdo. La coyuntura también les permitió trabajar con imprentas que normalmente sacan libros en grandes cantidades (de 3000 ejemplares en adelante). Por la pandemia, estas también consideraron la impresión de proyectos a menor escala, lo que explica las cifras de la CEL. 

 

Los números detrás de los libros

 

“Lo que más me sorprende a mí, viendo lo que ha pasado con muchos negocios, es que las librerías, si bien no estamos exentos de la afectación y no hemos dejado de sufrir,  creo que hemos sido menos afectadas que otros negocios”. Fausto Coba es gerente general de Librería Española, uno de los espacios más antiguos  de venta de libros en la ciudad.  Para el mundo de ventas en general, los últimos meses han sido sorpresivos, y no siempre negativamente.  Luzuriaga recuerda que en The Owl proyectaron  la reducción inicial de sus ventas sería de alrededor del 50%, en comparación al 2019. Pero las ventas bajaron un 30-40%.  Para Mónica Varea y su ajetreada agenda de distribución de libros, esto también fue notorio. 

 

Los tres libreros concuerdan que en marzo y abril la reducción de ventas se sintió, pero que con el pasar de los meses, las cifras sí han tenido pequeños aumentos. De hecho desde los últimos dos meses, las tres librerías han vendido al menos el 75% de lo que vendieron en el mismo periodo del 2019. 

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La venta de libros es mejor de lo esperado. Sin embargo, no han sido meses fáciles, y las condiciones en las que han tenido que sobrevivir las librerías no se debería romantizar. Luzuriaga explica que estos tiempos “siguen siendo duros”. Para las tres librerías, vender menos significa tener menos flujo de caja, lo que en ciertos casos se ha traducido en despidos, deudas, y riesgo de estabilidad financiera a largo plazo. 

 

La disminución de ventas en la ciudad no solo responde a ciertas restricciones que afectaron el normal funcionamiento de las librerías, sino que la pandemia ha tenido fuertes efectos en la economía de muchas personas. “El libro es este país es considerado un artículo de lujo”, agrega Luzuriaga. Y la crisis económica puede intensificarse en los siguientes meses. 

“Habemos más lectores de los que creemos”

 

El futuro del sector del libro es igual de incierto que el de otras industrias.  Sin embargo, eventos como la Feria Internacional del Libro (que se llevará a cabo virtualmente desde el 9 al 16 de diciembre), o la época navideña, sí prometen aumentos en las ventas. " Habemos más lectores de los que creemos", asegura Coba. Las cifras que maneja y el aparente hecho de que en el encierro mucha gente sí optó por un libro, parecerían darle la razón. Pero como en los últimos meses, no hay nada dicho. Lo que sí, hay varios aprendizajes.

Estos son algunos aprendizajes de los libreros en la pandemia.....

Varea detesta la palabra reinventarse. Pero entre risas, acepta que en un negocio como este "te toca por donde sea hacer algo distinto, por donde sea llegarle al lector”. Y la gente ha respondido. Por esto, cuando Varea piensa en el futuro, quiere “creer que la pandemia le puso a pensar a la gente. Que el hecho de verte encerrado y tener un libro en tu mano te mantuvo vivo, te mantuvo con ganas. Tenemos que seguir trabajando por (…) libros que incentiven, que hagan reír, que devuelvan la fe. Eso básicamente”.

ANTES DE IRTE......

Para entender los niveles de lectura en la ciudad es importante saber quién la está fomentando. La Secretaría de Cultura del Municipio cuenta con la Red Metropolitana de Bibliotecas, que debería ser el principal promotor de esta actividad en la capital.

Sin embargo, por falta de recursos, malos manejos, y falta de difusión, este sistema público está muy golpeado.

En el siguiente podcast, Liset Lantigua, coordinadora de la Red de Bibliotecas, cuenta su experiencia a cargo de esta institución durante la pandemia, y la importancia de fortalecerla.

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